Por Daniel Mérida (@baloncestero)
La rigidez y planificación del baloncesto europeo con todas sus ligas nacionales arrancando y terminando en fechas similares, cuadrando sus calendarios con las competiciones internacionales y las ventanas de selecciones, dista totalmente con lo que ocurre en Latinoamérica, donde la duración de la liga y el inicio de las mismas varía notablemente de un país a otro, haciendo que se mezclen cierres de temporadas con saltos iniciales en una falta de coordinación que hace que haya baloncesto prácticamente durante todo el año.

La rigidez y planificación del baloncesto europeo con todas sus ligas nacionales arrancando y terminando en fechas similares, cuadrando sus calendarios con las competiciones internacionales y las ventanas de selecciones, dista totalmente con lo que ocurre en Latinoamérica, donde la duración de la liga y el inicio de las mismas varía notablemente de un país a otro, haciendo que se mezclen cierres de temporadas con saltos iniciales en una falta de coordinación que hace que haya baloncesto prácticamente durante todo el año.
En estos días es lo que está ocurriendo, con ligas como el NBB de Brasil o la LUB de Uruguay definiendo su campeón, mientras que la Superliga LNB dominicana está viviendo su jornada inaugural, la LNBP mexicana está en pleno mercado de fichajes o la SPB venezolana y el BSN de Puerto Rico avanzan en sus fases regulares.
Mientras Aguada y Franca salían campeones hace unos días, los ocho equipos participantes en el torneo nacional dominicano daban los últimos detalles para el salto inicial de la temporada este mismo lunes y las franquicias del BSN afinaban el concepto de refuerzo sustituto para que los equipos pudieran reemplazar a los jugadores de la selección nacional de Puerto Rico. Un concepto similar tiene esta temporada la Superliga LNB, permitiendo a los equipos sumar un cuarto extranjero para ocupar el lugar de jugadores nativos que tienen contrato en el exterior.
Todo esto ocurre mientras en Argentina se decide qué equipo asciende a la Liga Nacional y qué equipos disputarán las semifinales, mientras que los equipos que ya quedaron eliminados empiezan a pensar en la próxima temporada con las primeras renovaciones y se busca un formato de torneo que reduzca el coste económico de los desplazamientos por el país.
Sin embargo, la cosa no queda ahí. La Liga Uno en Chile está en semifinales, los equipos de la LNBP afinan sus rosters para el torneo que arrancará en poco menos de un mes, la SPB entró en la novedosa tercera ronda de la fase regular y el torneo apertura de la DPB colombiana encara la recta final de la fase regular con un clasificación partida en dos bloques bien diferenciados, mientras que Bolivia y Ecuador avanzan silenciosamente y sin mucha difusión y el cuadrangular semifinal de Paraguay está cerca de definirse.
Todo ello ocurre, mientras Brasil, México, República Dominicana y Puerto Rico avanzan en la planificación para unos y en la propia preparación ya para otros con miras al Preolímpico que dará las últimas plazas para el torneo masculino de París 2024.
Queda claro que el baloncesto latinoamericano es como la hora punta en la estación Plaza Constitución o el concurrido paso de peatones de Shibuya en Tokio, donde gente va y viene, unos arrancando su jornada, otros de regreso a casa y otros transicionando de un lugar a otro en mitad de su camino. Así es el baloncesto latinoamericano, con esa mezcla de caos y anarquía con la riqueza de tener baloncesto durante casi todo el año.
Foto: Joshua Mellin / CNN Travel
