El gigante nicaragueño está confirmando por qué es el líder indiscutible su selección y uno de los mejores jugadores del torneo.

Tras brillar en la NCAA con Arkansas State y Miami, y sumar experiencia con Baylor, el ala-pívot se ha cargado al hombro la ofensiva y la defensa del equipo, consolidándose como la gran referencia del baloncesto nacional.

En la fase de grupos firmó números de otra dimensión: 22.3 puntos, 18.3 rebotes y 6 asistencias por partido, con un sólido 57% en tiros de dos. Su actuación ante Colombia fue una de las más dominantes del AmeriCup con 30 puntos, 20 rebotes, 4 asistencias en 35 minutos de acción, con un astronómico 85% de efectividad en tiros de campo, una auténtica exhibición de poder, constancia e intensidad.

Este verano también dio un paso clave en la NBA Summer League con los Cleveland Cavaliers, convirtiéndose en el primer nicaragüense en jugar en Las Vegas. En su debut dejó claro que no viajó a cumplir, sino a competir: 17 puntos, 9 rebotes y 2 robos en un partido de impacto que abrió puertas y miradas.

Con actuaciones de este calibre, Omier no solo levanta la mano para recibir una oportunidad en la NBA, sino que también se perfila como un refuerzo de élite para cualquier club europeo. De Bluefields a Las Vegas y ahora en el AmeriCup 2025, su camino apenas comienza, pero su huella ya es imposible de ignorar.

Cortesía de Fuego en la duela 2.0