Por Daniel Mérida (@baloncestero)
El campeonato FIBA Américas 2001, la plata del Mundial de Indianápolis 2002 y el momento estelar del oro olímpico en Atenas 2004 fueron los hitos que marcaron el exitoso arranque de la mejor generación de jugadores del baloncesto argentino. Más de una década después, la cita mundialista de España y la derrota ante la Brasil de Rubén Magnano, quien fueron el seleccionador argentino en aquellos tres torneos antes mencionados, pueden marcar el final de gran parte de esa generación.
El campeonato FIBA Américas 2001, la plata del Mundial de Indianápolis 2002 y el momento estelar del oro olímpico en Atenas 2004 fueron los hitos que marcaron el exitoso arranque de la mejor generación de jugadores del baloncesto argentino. Más de una década después, la cita mundialista de España y la derrota ante la Brasil de Rubén Magnano, quien fueron el seleccionador argentino en aquellos tres torneos antes mencionados, pueden marcar el final de gran parte de esa generación.
El deseo de todo buen aficionado al baloncesto es que esto no sea así y que todo quede en un punto y aparte o un simplemente cambio de actores como ocurre en tantas series de ficción en los que cambian los protagonistas pero ni el éxito de la trama ni el hilo argumental pierde un ápice de su calidad. Veamos qué jugadores pueden ser los que continúen con el carácter y la garra argentina en los próximos torneos internacionales.
BASES: Coger la dirección y timón de un equipo como la Generación Dorada es un peso importante y más si hablamos de jugadores del peso de Pablo Prigioni, Pepe Sánchez o Alejandro Montecchia. En los dos últimos años, hemos visto como Facundo Campazzo y Nicolás Laprovittola tiene cualidades, aptitudes y el carácter para heredar el puesto de uno de la selección argentina, pero no son los únicos.
A un plazo más largo, dos jóvenes comparten apellido y comparten también un gran futuro como bases en el baloncesto argentino: Luca Vildoza y José Vildoza. Luca, del año 1995 y jugador del Quilmes marplatense, conoce lo que es estar con la Selección, ya que formó parte de la convocatoria para el Sudamericano de este año aunque no llegó a formar parte del roster final. Jose, del año 1996 y jugador de Libertad de Sunchales, fue la gran figura de la selección en el pasado FIBA Américas U18 y tiene una zurdita de oro que necesita aún pulir pero con muchas cualidades para triunfar si sigue avanzando en esa buena línea en la que camina.
Otros dos jugadores que tienen las cualidades pero necesitan dar un paso adelante en su nivel para hacerse con la vitola de internacionales son Juan Fernández y Alejandro Konsztadt. El «Lobito» (1990/1.93 metros) ha desarrollado su carrera profesional en Italia fundamentalmente en Italia entre Virtus Roma y Dínamo Sassari, el año pasado volvió a Obras Basket y este año volvió a recorrer el camino de vuelta para vestir la camiseta del Brescia en la próxima Legadue. Por su parte, Konsztadt (1989/1.91 metros) después de jugar los últimos años en Obras Basket, aprendiendo de un gran maestro como el uruguayo Martín Osimani y cogiendo el timón del equipo tachero la pasada temporada, este verano cambió a Peñarol donde intentará junto a Fabián Sahdi que la afición milrayita olvide a Facundo Campazzo.
ESCOLTAS: Sin Manu Ginobili ni Carlos Delfino, el puesto de dos es quizás el que ha resultado más «cojo» en el combinado mundialista. El seleccionador Julio Lamas jugó muchísimos minutos con dos bases y, si lo hacía con un único base, el elegido era Selem Safar, un jugador con un enorme talento ofensivo, especialmente con el lanzamiento exterior.
Dos jugadores que ya han probado el sabor de la internacionalidad y que podrían volver a hacerlo son dos tipos con talento como Nicolás Richotti y Adrián Boccia. El pequeñito y explosivo Richotti (1986/1.84 metros) seguirá deleitando al público tinerfeño esta temporada en la Liga Endesa mientras que Boccia (1982/1.95 metros) volverá a ser una de las referencia exteriores de Peñarol y uno de los fijos en las próximas convocatorias de Argentina tanto por calidad como por experiencia… y bien podían haber estado ambos en este Mundial. Un tercer candidato algo menos conocido para el público general es Enzo Ruiz (1988/1.93 metros), que después de destacar en 9 de Julio y Sionista, este año dará un paso más en su carrera con su fichaje por Lanús y quien sabe si será el paso necesario para ser uno de los internacionales en el próximo preolímpico.
Si hablamos de jóvenes con mucha proyección, el puesto de escoltas también está bien copado en el futuro del basquetbol argentino. Nos vamos a quedar con tres nombres: Luciano Massarelli, Máximo Fjellerup y Pablo Bertone. Luciano Massarellies la última perla surgido del TNA (segunda división argentina), su último MVP, un jugador con un talento superlativo y el líder del recién ascendido Ciclista de Junín con apenas 20 años y al que podremos ver en Peñarol la próxima temporada.
Un poquito más cerca, en Mallorca, veremos a Pablo Bertone, que recién acabó su carrera universitaria en Florida Atlantic con una última temporada de 19.0 puntos de media. El último es Máximo Fjellerup (1997/1.94 metros), quizás la gran perla del baloncesto argentino y sobre la que hay puestos muchos ojos y muchas esperanzas, no sólo por su talento sino también por su capacidad de trabajo. Este joven escolta fue una de las grandes sensaciones del pasado Mundial U17, casi nada.
ALEROS: Nocioni y Herrmann han controlado esta posición en los últimos años, alternando como jugadores ya consagrados como Carlos Delfino o Marcos Mata en los últimos torneos, pero hay mucha juventud que viene pegando fuerte y con hambre de hacerse con el puesto del 3 internacional: Tayavek Gallizi, Juan Pablo Vaulet, Gabriel Deck o Franco Giorgetti.
Gabriel Deck (1995/1.99 metros) es el anotador silencioso de Quimsa capaz de realizar grandes exhibiciones ofensivas como ya demostró en el Mundial U17 de Lituania del año 2012. Desde entonces, sigue mejorando sus prestaciones y aumentado sus cualidades en el equipo de Quimsa.
Juan Pablo Vaulet (1992/2.01 metros) es otro de esos jugadores de enorme talento de esa fuente inagotable que es la cantera argentina. La pasada temporada aspiraba a hacer grandes cosas en Libertad de Sunchales, pero una inoportuna y grave lesión en el Sudamericano U17 del verano pasado le ha parado su progresión. Este año jugará en Bahía Basket, un equipo plagado de juventud.
Además de los jóvenes, no hay que olvidarse de otros aleros más consolidados como son Pablo Espinoza y Fabián Ramírez Barrios, que jugaron esta temporada en la NBB brasileña y que vuelve a la Liga Nacional para la 2014-15, o bien Alexis Elsener, que completó un gran año en Atenas y que incompresiblemente se haya sin equipo después de manifestar su intención de dar el salto a Europa, o bien Federico Aguerre, que hizo un buen torneo con Boca Juniors y que jugará en un interesantemente remozado Gimnasia Índalo.
INTERIORES: Luis Scola dejó claro que no ha dicho su última palabra en la Selección. Tras el partido de Brasil, llegó incluso a enfadarse con la pregunta de si era si último torneo con el combinado argentino y el actual jugador de los Pacers dijo que mientras le aguantasen las piernas, seguiría jugando con el equipo nacional. Si bien es posible que Luis Scola esté en el preolímpico FIBA Américas del próximo año o incluso en los Juegos Olímpicos de Río 2016, lo que sí ha echado de menos en este Mundial es la presencia de ese pívot puro fajador, luchador y que hiciera el trabajo duro, ese rol que en su momento hicieron Rubén Wolkowyski, Fabricio Oberto, Gabriel Fernández o más recientemente Juan Gutiérrez.
La cantera argentina de jugadores interiores tiene ahora mismo dos puntales como son Marcos Delía y Matías Bortolín, a los que el Mundial les ha venido un poco pronto en su progresión. Marcos Delía (1992/2.09 metros) ha jugado las últimas temporadas con Boca Juniors, aprendiendo de pívots veteranos como Daniel Santiago o Robert Battle, y la próxima Liga Nacional jugará en el Obras Basket de Julio Lamas, mientras que Matías Bortolín (1993/2.07 metros) volvió a Argentina tras su paso por el baloncesto austriaco con Arkadia Lions, ha realizado una gran temporada en el subcampeón Regatas y el próximo año jugará en Atenas. Ambos tendrán el deber de ser los líderes de la pintura de la selección albiceleste en los próximos años y potencial tienen para ello.
Hay otros jugadores jóvenes y no tan jóvenes que también aspiran a tener su oportunidad en la pintura de la selección argentina a unos años vista: Lucio Delfino (1997/1.99 metros), hermano de Carlos y que este año debutará en Olímpico de la Banda tras cuajar grandísimas actuaciones en las categorías inferiores de la Selección, el pívot Pablo Orlietti (1990/2.07 metros), que juega en Gimnasia Índalo y este año verá aumentados sus minutos, o Lisandro Rasio (1990/1.98 metros), mejor jugador del TNA hace dos años y que este año muy el mejor jugador de un equipo tan emblemático como Bahía Basket.
Estos son sólo una muestra del talento que hay en el baloncesto argentino más allá de la Selección. Los equipos de la Liga Nacional tienen buenos mimbres, las selecciones inferiores vienen dejando buenas sensaciones en los torneos internacionales y lo más importante es que la CABB salga de la crisis que se manifestó en los últimos meses y que venía de largo y se consiga desarrollar ese talento que dejarán como herencia los miembros de la Generación Dorada