La penúltima jornada de la Liga de las Américas 2017 nos volvió a demostrar que el baloncesto latinoamericano se le queda pequeño al escolta argentino y se convierte en un tirador implacable cuando entra en erupción, mientras que el alero estadounidense se confirmó como una opción de garantías para liderar a su equipo hacia el triunfo y la segunda final consecutiva en el torneo continental.
La penúltima jornada de la Liga de las Américas 2017 nos volvió a demostrar que el baloncesto latinoamericano se le queda pequeño al escolta argentino y se convierte en un tirador implacable cuando entra en erupción, mientras que el alero estadounidense se confirmó como una opción de garantías para liderar a su equipo hacia el triunfo y la segunda final consecutiva en el torneo continental.
