Por Jorge Herrera (@jorgeherreran_)
La LNBP no es una liga para los jóvenes mexicanos. El presidente Sergio Ganem ha dejado en claro que su competencia no es un torneo de desarrollo y el negocio está primero, pero, jóvenes como Óscar Limón, quieren demostrar la calidad que existe para competir ante los mejores de tú a tú.
La LNBP no es una liga para los jóvenes mexicanos. El presidente Sergio Ganem ha dejado en claro que su competencia no es un torneo de desarrollo y el negocio está primero, pero, jóvenes como Óscar Limón, quieren demostrar la calidad que existe para competir ante los mejores de tú a tú.
Limón nació en Chula Vista, California, pero sus padres, los dos de nacionalidad mexicana, le han dejado entrever desde el día uno lo importante que es compartir estas dos culturas. Grossmont College Griffins fue su última familia de manera formal en el baloncesto estadounidense y, desde el año pasado, ya ha armado su carrera en territorio tricolor.

Previo a ser llamado por Ángeles de Puebla, ‘Tarzán’, como le llaman sus amigos y compañeros, se desempeñó bajo los valores de las Panteras de la Universidad Panamericana en Guadalajara, México. Ahora, a sus cortos 22 años de edad, la melena número uno de la liga tiene clara su situación dentro de la misma y lo importante que es poder aprender de un entrenador como Israel Zermeño.
“Estoy orgullos y feliz. Yo sé que no somos como Mexicali o Capitanes, pero, la verdad es que esta es una oportunidad que muchos jóvenes mexicanos no tienen”, comenzó a platicar entre sonrisas Limón para Cancha Latina. “Es muy importante (para mí estar en Ángeles). Ellos fueron los primeros en darme una oportunidad hace dos meses que yo estaba en un gimnasio a lado de mi casa. Ahora me queda aprovecharla”.
“No solo estoy jugando mucho, sino que soy el capitán aquí. Así debe ser un base, que sepa leer las situaciones. Si hay oportunidad de pase, hay que soltarlo. Si presionan, no puedes volverte loco en ningún momento”, añadió el número 15 de la quinteta camotera.
Su rendimiento ha destacado en distintas duelas alrededor del país. Ante ningún rival se ha visto al chico novato de siempre con nervios, inseguridad al tiro u otro problema. En cambio, se puede apreciar a un jugador que parece tener más de dos años jugando en la LNBP, además de promediar 6.5 puntos por partido, 2.8 rebotes y 2.9 asistencias.
Como se comenta, esto no ha pasado desapercibido por propios y extraños, por lo que la idea de ser el candidato No. 1 a Novato del Año está latente: “Estoy orgulloso y no puedo ponerme la presión encima. Necesito colocar mi atención en los partidos y trabajar. La gente va a decir todo tipo de cosas, pero la cosa es trabajar. Poner la cabeza abajo y trabajar”.
Su competidor directo es el ex azteca de la UDLAP Moisés Andriassi, quien acaba de adjudicarse el premio a mejor triplero de la LNBP durante el fin de semana del Juego de Estrellas 2019. El respeto es mutuo y las ganas de ver a los dos con éxito es lo único que pasa por la mente de Limón.
“Si él gana, voy a estar feliz por él. No importa si yo gano o él, lo que yo quiero es enseñarle al país que hay mexicanos con mucho juego. Está en un equipo bueno y está respondiendo de gran manera. Yo sé que nosotros estamos abajo en la tabla, pero también estoy jugando a un buen nivel”, finalizó el armador sandieguino.
Óscar estará lejos de casa. Su mamá pasa días llorando por no poder tenerlo más tiempo en casa, mientras que su padre no le pierde la vista como buen coach. Para ninguno es fácil esta separación, pero la felicidad en la duela será difícil que se la arrebaten a esta próxima estrella.

